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Cuento El Elefantito Blanco
Hoy leeremos el Cuento El Elefantito Blanco, una historia que nos enseña a superar todo a pesar de ser diferentes para los demás.
Había una vez una gran manada de elefantes que vivían felices en la enorme y peligrosa selva. Ellos parecían ser muy felices y unidos, porque siempre se estaban apoyando unos a otros.
Pero todo cambió cuando nació un pequeño elefantito que era esperado por sus padres, y por todos los miembros de la manada, ya que era el primer hijo de la pareja. Pero al nacer sorprendió hasta al más incrédulo cuando nació.
Cuando lo vieron, todos los elefantes se asustaron. El Elefantito Blanco no era como todos los demás, ya que su piel era tan blanca como la leche, y no gris como la de los demás.
Esa rareza provocó que su familia tuviera desconfianza, y se sintieran intranquilos, ya que entre los elefantes era muy raro que algo saliera mal, todo estaba bien siempre. Eran felices caminando juntos sin tener problemas.
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Sin embargo, El Elefantito Blanco rompía con todas las reglas de sus mayores desde el momento de su nacimiento, lo que no le agradó a los más viejos de la manada.
Los papás del elefantito tampoco le encontraban una buena explicación al color de piel del pequeño, ya que era tan blanco que casi brillaba y estaban desesperados por encontrarla.
Pero eso no les importaba, ellos querían a El Elefantito Blanco y no iban a permitir que nada malo le sucediera.
Aunque lo intentaron, no podían protegerlo de todo lo que los rodeaba, y llegó el día en que el jefe de la manada les propuso que lo abandonaran en un río.
La pareja se puso demasiado triste, porque estaban entre obedecer las reglas de su manada, y el amor que le tenían a su hijo.
Después de pensarlo mucho tiempo, ambos elefantes decidieron que debían enfrentarse al jefe de la manada. No podían permitir que algo tan injusto sucediera.
Cuando llegó el día en que debían llevar a cabo el plan, se presentaron ante la manada, mirando desafiantes a todo aquel que se les pusiera enfrente, y protegiendo a su recién nacido detrás de ellos.
Al notar que la pareja no dejaría atrás a su bebé, el jefe observó que estaban llenos de fortaleza y valentía, así que desistió de su plan. No se sentía lo suficientemente fuerte para pelear contra los suyos, e intentó pensar de nuevo su decisión.
Después de algunos días de reflexionar, se dio cuenta de que había sido muy cruel al pensar en abandonar al bebé elefante, que apenas tenía unos días de nacido.
A pesar de que su apariencia fuera diferente, El Elefantito Blanco era igual a los demás, y no merecía ser discriminado.
Pero aún no entendía por qué el bebé era totalmente blanco. Así que le preguntó a su compañero de la selva, el mono.
Este le dijo que muchas veces, algunos animales nacen con la piel y el cabello de color blanco, y que esto era normal. Era conocido como albinismo.
Así que convocó a una reunión con todos los elefantes, en donde les pidió disculpas por la crueldad con la que trató al pequeño. Les explicó todo lo que el mono le había hecho comprender, y así logró quitarles el miedo.
Gracias a sus palabras, El Elefantito Blanco pudo continuar viviendo con sus papás, y poco a poco toda la comunidad dejó de tenerle miedo.
Con el paso del tiempo, creció y se volvió un joven elefante muy fuerte y valiente, que defendía a su especie y siempre buscaba que estuvieran bien.
Cuando el elefante jefe murió, todos decidieron que era una buena idea nombrar al elefante albino como el jefe de la manada. Era un sucesor digno de tener esa posición, así que nadie se opuso.
Había logrado ganarse el cariño y el aprecio de todos los miembros de la manada. Y así, estando al mando de los elefantes, vivió muchos años de felicidad, ya que su gobierno fue muy justo y lleno de sabiduría.
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