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Esta historia de los topos te va a dejar un gran mensaje.
La historia comienza a los pies de un enorme y fuerte pino, en donde vivía una familia conformada por topos. Todos ellos eran felices compartiendo su hogar, y obtenían su alimento de la naturaleza.
Este alimento era muy abundante y de lo mejor, porque siempre eran los primeros en ir a recogerlo del lugar de donde lo obtenían.
El pino les daba sombra a los topos, y esto era una gran ayuda en verano, cuando el calor se volvía insoportable. La sombra que les proveía les daba frescura, y podía salir a comer en los pies del gran árbol.
Se sentían tan cómodos en su hogar, que poco a poco fueron olvidando su pasado. De comer lombrices que encontraban dentro de su casa bajo la tierra, pasaron a comer los piñones que el pino daba.
Pero para lograr llegar a ellos, los topos tenían que trepar el pino, y este era demasiado alto, por lo que sus vidas corrían peligro cada vez que subían.
Los topos por naturaleza eran animales que vivían en madrigueras bajo la tierra, por lo que no estaban acostumbrados a trepar para conseguir su alimento. Esto les hacía más difícil la tarea, sobre todo cuando llovía o en invierno.
El Oso Tosco y las abejas.
Tifón y la ballena
La princesa que no quería nadar
El ratón tranquilo
Los topos jóvenes, ya tenían una tarea.
Debido a que era un deber difícil, los topos más jóvenes fueron asignados para realizar esta tarea. Ellos lo hicieron por algunas semanas, pero un día que estaban muy cansados, decidieron intentar otras maneras de obtener los piñones.
Uno de los topos sugirió sacudir el árbol, pero ni entre todos, poniendo todas sus fuerzas, lograron mover al árbol. Ni un centímetro. Así que otro de ellos gritó “Yo tengo una idea.”
Pero cuando le fue cedida la palabra, no quiso exponer su idea. Todos se sorprendieron, y le ordenaron que dijera lo que había pensado.
El joven topo dijo con timidez “Se me ocurrió que podíamos talar el árbol para bajar de una vez por todas los piñones, y no tener que volver a idear otro plan.”
Todos pensaron en lo fácil que sería tumbar el gran árbol, y querían sorprender a sus mayores, así que decidieron hacerlo sin consultar a nadie.
Comenzaron a reunirse después de bajar los piñones, para planear las maniobras que necesitaban para talar el árbol. Estaban tan emocionados con llevarlo a cabo, que no notaron que el topo más viejo de la familia los observaba.
El topo mayor, solo los observaba.
Él se había dado cuenta de que tenían algo entre manos, y al darse cuenta de que planeaban talar el pino así, sin consultarlo con nadie, decidió interrumpirlos antes de que pudieran comenzar.
“Jóvenes, ¿no se han puesto a pensar en las consecuencias de lo que planean hacer?” dijo, asustando a los topos.
“Si, la consecuencia va a ser que tengamos todos los piñones sin esforzarnos tanto” dijo uno de los más aventados.
“Claro, pequeño topo, pero eso significaría tener alimento solamente esta vez. Si cortan el árbol, este morirá y jamás volverá a dar piñones. No nos quedará más que mudarnos, esperando encontrar algo igual.”
“Pero puede ser que encontremos uno mejor” dijo otro joven topo.
“Si, puede ser que encontremos uno. Pero también puede ser que no volvamos a encontrar otro que nos provea de tanto alimento y nos dé sombra al mismo tiempo.”
Lección de vida, en este cuento.
“Si pasa lo segundo, lo único que podremos hacer será rezar para que las pequeñas crías no sufran, en lo que conseguimos alimentos.” Dijo otro topo anciano.
“Es mejor que lo dejen vivir. Gracias a este árbol, podemos tener muchos años de abundancia y comodidad. Sólo tenemos que esforzarnos un poco diariamente para poder ser felices.”
Gracias a las palabras del topo más viejo, los jóvenes entendieron que su plan era una solución rápida y con poco esfuerzo pero que no valía la pena. Porque las cosas que valen la pena cuestan más esfuerzos.
Te dejo este otro cuento infantil: El pequeño Canguro.